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Em Alatriste; Publirrelacionista, Especialista en: Comunicación Social, Imagen Pública, Protocolo, Personal Shopper. Amante de la vida, con visión vanguardista, y observadora permanente de lo que acontece.

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Cuento de Navidad de Mr. H, 2020!

Siempre alegre y positivo, así es Mr. H, no importa qué adversidad se presente en su camino, para él todo es una aventura y un desafío. Ya tenía borrado aquella trastada que le hizo su compañero el reno las navidades pasadas, cuando un chisme esparcido por el nariz roja y redonda, le hizo quedar mal con Santa, y tuvo que abandonar su puesto en la fabrica de juguetes (conste que era pro bono). De cualquier forma, aquel embrollo se arregló, y Santa le envío una carta a Mr. H, pidiéndole que fuera a trabajar con él este año. Mr. H estaba tan entusiasmado! su inocencia comparada con la de un niño de tres años, lo mantuvo feliz desde junio (cuando recibió la carta), entonces, todo parecía felicidad, podría ayudar de nuevo a Santa Claus, a construir, y entregar regalos e ilusiones a todos los peques del mundo.

Mr. H tenía planeado con cuántos días de anticipación, iba a hornear sus deliciosas galletas de jengibre, para repartir en la fabrica de Santa (nunca llegaba con las patitas vacías) . Pero el mundo cambió, una pandemia azotaba en todos los rincones del planeta, y contra ese hecho no podía luchar, Santa le envió otra carta a Mr. H, explicando que solamente podían estar en su fabrica de juguetes, los renos y duendes que son inmunes,  por lo que sus sueños se vinieron abajo.

Era el primer domingo de Adviento, Mr. llevaba meses sin salir de casa, y si se trataba de una emergencia, salía con su cubrebocas que tenía un dibujo de Los Reyes Magos. Seguía al pie de la letra las instrucciones de la OMS, junto con sus hermanitos Mr. C , Max, y sus Papás. Cada vez pasaba más tiempo viendo por a la ventana, y ese día pudo ver a un grupo de perritos flacos y abandonados, deambulando por las calles solitarias y heladas. Entonces Mr. H, pensó que si a alguien les molestaba verlos en el barrio, no se paraban a pensar, que alguna vez esos perritos, tuvieron un hogar, o si nacieron el la calle; sus padres o abuelos, sí tuvieron casa, pero fueron abandonados por seres sin compasión.

Mr. H lo sabía muy bien, porque él había sufrido ese terrible destino de bebé, hasta que su Mami (ahora lo es, desde que lo adoptó), lo recogió de las garras de un tipo malviviente y perverso. Las historias de sus hermanitos Mr. C y Max, no eran menos tristes, pero no quería pensar en eso, sino cómo ayudar a sus compañeros en desgracia. Pensó “Dios, si sólo pudiera ayudar a muchos perritos , y no solamente a Jack y a su pandilla” (Jack, era el líder de los perritos, a través de la ventana). Mr. H con toda precaución, bajó corriendo las escaleras, fue a la cocina, y cogió las galletas de jengibre y un poco de agua para darles.

Entonces se le ocurrió la brillante idea de llamar al reno chismoso. Él le ayudaría a esparcir el mensaje a la gente, de no abandonar a sus perritos; con una nota amorosa atada en cada regalo, donde explicaba que: los perritos y demás animales, sienten y sufren igual que los humanos, que ellos no están en condiciones de protegerse, y que necesitan de los humanos para todo. Era una idea genial, ya que el reno no se puede contagiar, e iba a llevar regalos a muchos hogares. Sobre todo para que la leyeran los peques de cada casa, que desde chicos aprendieran de compasión, empatía, y amor por los demás. Que los perritos, gatitos y otras mascotas, no son juguetes, y si en verdad les gustan, pueden ir a un refugio de animales, o cambiar la vida de ese perrito que va cansado, desorientado, con hambre y miedo por la calle.

Presto Mr. H, se puso a escribir cada nota a la que dibujaba en la parte superior una Estrella de Belén, tenía mucha fe, en que ese fenómeno de planetas, que no ocurría desde hace cientos de años, podría ayudar, para llegar a los corazones de la humanidad. 

Eran tantas notas que tenía que hacer, que llamó a sus hermanitos Mr.C y Max para que lo ayudarán: ellos estaban en el quinto sueño esa mañana del lunes ( y así estarían la mayor parte del día, normalmente), pero no había tiempo que perder. En unos días sería Navidad, y Mr. H tenía que enviar los paquetes al Reno, con anticipación, para que los duendes pudieran poner cada nota, con forme iban envolviendo los regalos. Qué emoción pensó Mr. H, no sólo eran los pequeñines que recibirán el mensaje, porque ellos a su vez, les contarían a sus maestros, a sus padres, y familiares; que sí quieres un miembro más de la familia, lo puedes encontrar en cualquier parte, sin precio.

Ese es un magnífico regalo, y se llama: AMOR

Em Alatriste
Inició siendo parte de la prensa diplomática de las embajadas con misión en México. Ha entrevistado a presidentes de diversas naciones, y personajes de talla mundial de muy diversos ámbitos, siempre manteniendo su sello personal y positivo. Fundó hace doce años Luxury Style Central, con gran éxito, y reconocimiento de las embajadas y marcas de lujo, con las que también colabora, en el área de Relaciones Publicas desde 2010. Se considera amante de la vida, y su tiempo libre lo dedica al activismo. Defensora férrea de los Derechos de los Animales.
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