Con motivo de la fiesta nacional de Suecia, su embajador en México, Excmo. Jörgen Persson, convocó a una recepción en la cual asistieron diplomáticos, integrantes de la comunidad sueca radicada en nuestro país, políticos e invitados especiales, para disfrutar de bocadillos y bebidas, así como tener el placer de escuchar a la cantante de jazz y pop, Edda Magnasson en vivo.
Jörgen Persson celebró la presencia de los asistentes a la embajada en su discurso, en él que también s despidió de nuestro País:
“Ahora que me despido, después de cuatro años y medio como embajador en México, permítanme compartir con ustedes algunas observaciones. Sigo percibiendo alguna que otra diferencia entre México y mi país. Claro que también detecto similitudes. Ambos países, creo yo, se sienten cómodos en un mundo globalizado, plenamente integrados en la economía global. En Suecia, hasta los sindicatos abogan por el libre comercio. Además, en México y en Suecia entendemos que la migración forma parte de la globalización y puede jugar un papel positivo en el desarrollo tanto del país de procedencia de los migrantes como del receptor. Por eso, no nos gustan los muros”.
Pal Laszlo Varga Koritár, embajador de Hungría y embajador de Bélgica en México, Hans-Christian Kint,
“En este, mi discurso de despedida, quiero destacar algunas de las razones que me inducen a ser optimista respecto al futuro de México. Hay varias, pero me gustaría resaltar especialmente la vitalidad de su cultura y la pujanza de la sociedad civil, cada vez más articulada y enfocada en cuestiones relacionadas con el estado de derecho. A nadie se le escapa que la política mexicana gira ya en torno a las elecciones presidenciales de 2018. Otro soplo, esta vez más fiable: creo que ganará el candidato – o la candidata – que presente el programa más ambicioso y solvente para avanzar en temas relativos al estado de derecho”.
Emilia Alatriste, Marten Wilkens, Anaïs de Melo y Wendy Coss.
Destacó el año pasado cuando solicitaron asilo en Suecia unas 163 000 personas. Muchas de ellas, que huyendo de guerras atroces como la de Siria. Proporcionalmente, es como si México recibiera 2 millones de personas en un año. Mencionó que en esta fría cifra de refugiados se esconden hombres, mujeres y niños que si bien hoy acogen por razones humanitarias, mañana formarán parte del semillero de talento de su país.
En ese sentido, las palabras del embajador sueco en México, hicieron efecto, pues más que un evento protocolario, la celebración de la fiesta nacional de la Embajada de Suecia en nuestro país, fue un gran festín, donde la amistad fue el factor reinante.
Deja una respuesta