Después de casi 50 años de estar cerrada y funcionando sólo como bodega, la que fue la última morada Porfirio Díaz en la ciudad de México antes de su exilio en París, ahora, abre sus puertas a la exposición “No se vende”, organizada por la Galería Errante, durante la Semana del Arte en la CDMX.
Una exposición interdisciplinaria de arte contemporáneo que reunió a 40 artistas, entre diseñadores, fotógrafos, artistas plásticos, tanto emergentes como ya establecidos que fue curada por Nicole Alejandra Pierpont (Casa Mimi), Alessandra Migliano (Galería Errante) y Nadia Guitteau (Al ratito Studio), quienes armaron una colección de obras diversas que se complementan e integran a este espacio que es un viaje en el tiempo.
Exhibe Mural de Alfonso Xavier Peña
Dentro del conjunto de obras que componen esta exposición, destacó el mural inédito pintado por el artista mexicano Alfonso Xavier Peña, “La historia de la comunicación”, obra de encontrada por el curador Dermot Begley junto con su socio José Vega, quienes la restauraron y la mantuvieron expuesta recientemente en la Universidad Autónoma de Chapingo al lado de la obra de Diego Rivera.
Un mural, ubicado en la parte central de la casa, es la pieza central de la exposición y fue comprado por Bebgey a comerciantes de fierro reciclado, quienes se lo ofrecieron, fue restaurado por él y su socio.
El mural fue un encargo de la Sociedad Mutualista de Agentes de Viajeros de la República Mexicana, ubicada en Basilio Badillo 34, y decoraba la sala principal de la «Casa del viajero» en 1950.
De acuerdo con Begley, en los años 40´s y 50´s en nuestro país hubo una gran producción de murales de este tipo, pero se sabe poco de su destino. afortunadamente este fue rescatado.
Cajas registradoras, una reflexión sobre el capitalismo
En la exposición también sobresalió una sección dedicada a una serie de “cajas registradoras” intervenidas por varios artistas con la que realizaron una reflexión crítica de la evolución humana, pues fue un dispositivo creado en el fulgor de las transformaciones sociales, económicas y tecnológicas detonadas por la Revolución Industrial.
No hay que olvidar, que éstas surgieron de la necesidad de los propietarios de negocios de llevar un control de ventas y flujos de efectivo, pero también de evitar el robo de dinero por parte de los empleados.
En este sentido, las cajas registradoras simbolizan un amplio universo de valores entendidos que han conformado la visión contemporánea del capitalismo y sus efectos culturales en la sociedad: economía; mundo financiero; avaricia; dinero; acumulación; crisis económicas; trabajo; plusvalía; valor; mercados; clases sociales; materialismo; mermas; capitalismo; intercambios comerciales, migración y transformación de la humanidad.
Para esta sección, las cajas fueron donadas por Rodrigo Arenas y la Mercantil Peletera, uno de los establecimientos más reconocidos del centro histórico de la CDMX, con más de 120 años en la industria del cuero en México.
Además las curadoras invitaron a 6 creadores de sólida trayectoria a intervenir una máquina con total libertad, utilizando diversos materiales y técnicas para elaborar su propio discurso sobre el tema, y les acondicionaron un espacio en la colonia Roma para su trabajo.
Los artistas participantes fueron: Betsabeé Romero, Barry Wolfryd, Cisco Jiménez Antonio Gritón, Bradley Narduzzi y Néstor Quiñones.
Una colección interdisciplinaria
En la exposición también se incluyeron otras obras tridimensionales de artistas invitados, que complementan las piezas intervenidas como Valentina González Wohlers, Marusela Granel, Leo Matiz y Maria Ponce (diseñadora de moda).
Una colección interdisciplinaria
En la exposición también se incluyeron otras obras tridimensionales de artistas invitados, que complementan las piezas intervenidas como Valentina González Wohlers, Marusela Granel, Leo Matiz y Maria Ponce (diseñadora de moda).
El diseñador Thierry Jennot, reunió una serie de candelabros elaborados con una técnica de joyería para convertir botellas de plástico desenterradas y crear candelabros retro futuristas cargados de un detallados trabajo hechos a mano.
Cabe resaltar que Nicole Alejandra fue la encargada de llevar a cabo la búsqueda de la casa para realizar este proyecto, dada su experiencia como anticuaria y curadora de otros artistas internacionales y diseñadores de moda, además llevó a cabo un performance con sus piezas de alta costura.
En la apertura de la exposición, la cantante Astrid Hadad, ofreció una actuación en la sala del mural y se exhibió una colección de sus icónicos trajes escénicos.
La última morada de Porfirio Díaz antes de salir al exilio a Francia
Ubicada en la calle de Allende en el Centro Histórico, de acuerdo con Dermot Begley, quien es el encargado de su remodelación, el inmueble fue un regalo que recibió Porfirio Díaz y fue construida por uno de los seguidores de Rivas Mercado en la última década del siglo XIX.
Durante la Revolución Mexicana fue convertida en cárcel militar, después en los años 40’s, la compró un italiano que tenía una esposa cubana y la habitaron hasta su muerte.
Después en los años 80’s, la adquirió la familia Olguín, el padre de la familia era jefe del Monte de Piedad y la ocupó como bodega de antigüedades hasta que decidieron iniciar su remodelación.
De acuerdo con Begley, es una casa que llevaba más de 50 años sin habitar, cuando se volvieron abrir sus puertas no contaba con luz, ni baño, tuvo que habilitar uno en la parte trasera y el desegüe estaba totalmente tapado.
«Llevo cuatro meses trabajando en ella y hasta el momento hemos gastado unos 20, 000 dólares y falta mucho», comenta Begley.
«Los dueños, no creo que la quieran vender y curiosamente ahora todo mundo se las quiere comprar. Es una casa fantasmagórica, pues tiene algunos fantasmas como una niña con un perro, se aparece un charro y un policía que he visto, pero es un inmueble con un gran atractivo», finalizó.
Así que la exposición «No se vende» fue una atractiva oportunidad de conocer este espacio perdido en el tiempo con una Gran Historia, que bien valía la pena visitar.
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